Los glúcidos son biomoléculas
orgánicas formadas por carbono (C), hidrógeno (H) y oxígeno (O). Debido a que
estos dos últimos elementos aparecen en la proporción del agua (2:1) es por lo
que se les ha llamado también hidratos de carbono, siendo su fórmula
general en estos (monosacáridos y disacáridos) CnH2nOn.
Debido a que los más simples son de sabor dulce es por lo que también se les
conoce con el nombre de azúcares.
Una de las clasificaciones
que existe de los glúcidos es la siguiente:
Glucémicos
→ Son aquellos que podemos digerir y que, por tanto, nos van a proporcionar
glucosa. Por ejemplo, el almidón o la lactosa.
No
glucémicos → Son aquellos que no se pueden digerir, por lo que no se
pueden absorber y van a pasar al intestino grueso (fibra alimentaria).
Según el número de
moléculas encontramos: monosacáridos (1 molécula), disacáridos
(dos moléculas), oligosacáridos (3-9 moléculas) y polisacáridos
(más de 10 moléculas).
Alimentos ricos en
glúcidos:
Sencillos (leche, azúcar y fruta) y complejos (cereales, legumbres y
tubérculos).
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