Lípidos:

Los lípidos son unas biomoléculas orgánicas constituidas principalmente por carbono (C), hidrógeno (H) y oxígeno (O), aunque algunos lípidos pueden contener también fósforo (P), nitrógeno (N) y azufre (S). Todos ellos poseen una cadena hidrocarbonada apolar que los hace ser insolubles en agua.

Los lípidos se clasifican en:

            Grasas saturadas → Son aquellas que afectan negativamente a la funcionalidad vascular, ya que aumentan el colesterol en sangre. Son ricos en grasas saturadas el aceite de coco, el aceite de palma y la grasa animal.

            Grasas insaturadas → Éstas a su vez se dividen en: 

                       Monoinsaturadas: Reducen el colesterol en sangre. Ejemplo: Ácido oleico del aceite de oliva. 

                       Poliinsaturadas: Disminuyen el colesterol y producen vasodilatación, por lo que evitan que se produzcan trombos. Ejemplo: Ácido linoleico (aceite de girasol y aceite de soja) y ácido omega-3.

Por último, decir que las grasas más perjudiciales son las grasas hidrogenadas trans. Éstas se producen a partir de grasas insaturadas cis (líquidas a temperatura ambiente), mediante un tratamiento físico-químico a temperaturas muy altas. De esta forma se inyecta hidrógeno y se obtienen estas grasas tan poco beneficiosas para nuestra salud. Este tipo de lípidos son sólidos a temperatura ambiente y se conservan más tiempo, por lo que suelen usarse para la repostería. Ejemplos de alimentos ricos en triglicéridos: dulces, margarina, etc.

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